El derecho a jugar fue reconocido por primera vez el 20 de noviembre de 1959, cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración de los Derechos del Niño. Treinta años más tarde se aprobó la Convención de los Derechos del Niño, que recoge el derecho al juego en el artículo 31. Concretamente, reconoce “el derecho del niño al descanso y el esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas propias de su edad y a participar libremente en la vida cultural y en las artes”.
Además de divertirse, mientras juega los niños desarrollan sus capacidades cerebrales. En un reciente estudio publicado en la revista Mind, Brain and Education, investigadores demostraron que jugar con juguetes de construcción cuando somos niños ayuda a aprender mejor las matemáticas, y las disciplinas científicas y tecnológicas cuando crecemos, además de favorecer el desarrollo del vocabulario espacial.
Sin embargo, lo cierto es que los niños cada vez juegan menos.
Derecho de los niños y las niñas a jugar.
A pesar de lo que veamos en las noticias, los niños tienen derecho a jugar.
El juego, las actividades lúdicas, los periodos de diversión y el disfrute deben formar parte de la infancia de cualquier niño. Hoy vemos cómo en determinadas partes del mundo los niños se ven privados de este Derecho a jugar. Y es que jugar es uno de los aspectos definitorios de la infancia.
Bajo la premisa de que un niño que juega es un niño sano, la Declaración de los Derechos del niño incluye el Derecho a jugar como uno de los Derechos fundamentales. Si te estás preguntando por qué necesitan jugar los niños, tenemos unas cuantas razones, tantas como beneficios encontramos en las actividades lúdicas de los niños de cara a su desarrollo.
Los niños deben jugar y divertirse porque es la base de su desarrollo. Los juegos fomentan el desarrollo físico e intelectual del niño, promueven su creatividad y los prepara para vivir en sociedad. Las actividades lúdicas también aseguran que nuestros niños tengan una infancia saludable a nivel físico y emocional. Por todo eso y por mucho más, todos los niños deberían jugar.